La parasitosis intestinal comprende varias especies diferentes de
parásitos, siendo la parasitosis por Ascaris la que con más frecuencia se
produce. Los Ascaris son helmintos que llegan al intestino a través de
alimentos infestados por sus huevos. Los síntomas son muy diversos y debido al
tamaño que alcanzan (20-30 cm), pueden producir cuadros graves de obstrucción
intestinal o de vías biliares, e incluso peritonitis. En cambio, la
parasitación por oxiuros puede ser asintomática o sólo manifestarse por prurito
en los márgenes anales durante la noche, momento que aprovechan las hembras
para poner sus huevos.
Otra parasitosis muy frecuente sucede por giardias, contagio que puede
producirse por contacto con gatos, aunque como no suele producir signos muy
evidentes normalmente no se diagnostica. Cuando hay infecciones por parásitos,
en muchos casos puede verse reflejado en alteraciones en el
hemograma, donde algunos valores de glóbulos blancos ven elevados sus valores.
En Medicina Tradicional China, desde tiempos antiguos se han conocido las
infecciones por parásitos intestinales con diversos nombres dependiendo del
tipo de parásito. Desde el gusano largo, que produce adelgazamiento severo,
dolor abdominal alrededor del ombligo y tez amarillenta y pueden
salir a través del vómito o con las heces, pasando por el gusano filiforme,
cuya característica principal es una apariencia a modo de hilos blancos y picor
anal nocturno, o el conocido como gusano rojo que, además de provocar dolores
abdominales, causa diarrea crónica, anemia e incluso alergias.
Cuando la afectación es leve, si bien puede no presentar síntomas, suele
aparecer pérdida de apetito, adelgazamiento y dolor periumbilical. En cambio,
si se trata de un caso grave se manifiesta con cara amarilla, abdominalgia,
sueño alterado, vómitos y, en ocasiones, manías alimentarias (como comer tierra
o cerillas) y manchas azules en la esclerótica. Si el ataque es agudo,
además de los síntomas anteriores presentará cólicos abdominales, siendo el
dolor más localizado en la zona gástrica o el hipocondrio derecho.
En cuanto al tratamiento, lo más adecuado desde la perspectiva de la MTC es
una combinación de acupuntura y fitoterapia. La primera irá más orientada a
tratar los síntomas derivados de la infestación, como la gastralgia, la
abdominalgia y los cólicos biliares, mientras la segunda será más efectiva
tratando la causa, es decir, la propia eliminación de los parásitos. Aun así,
también es de vital importancia evitar el contacto con posibles fuentes de
contagio, mantener una higiene adecuada y, en caso de afectación, tratar a toda
la unidad familiar para asegurarse de erradicarlo completamente.
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